Cambio climático
La noticia más urgente
l Oceanogràfic de València acogió a mediados de noviembre el XII Congreso Nacional de Periodismo Ambiental. Un marco inmejorable para tratar un tema que la propia organización de APIA (Asociación de Periodistas de Información Ambiental) tildó como “la noticia más urgente”: el cambio climático.
La inauguración de las Jornadas corrió a cargo del investigador y director de Publicaciones en el Worldwatch Institute, Gary T Gardner, quien dejó unas claras pinceladas sobre lo que iba a deparar el Congreso. “El cambio climático es un asunto urgente. Cuanto más nos demoremos, más esfuerzo se va a necesitar y mayor será el coste más adelante”, aseguró. Por el camino, algunos datos impactantes. Gardner recordó que los últimos dieciséis años se encuentran entre los que mayores temperaturas han registrado en la historia (desde que se contabiliza este dato). El Ártico se ha reducido al 50% y el nivel del mar ha subido entre 18 y 20 centímetros desde el inicio del siglo XX (aunque la mitad de este aumento se ha producido desde 1993). “Estos hechos traen consecuencias como el crecimiento exponencial de los refugiados climáticos en las próximas décadas, la intensificación de fenómenos extremos como las tormentas, las sequías, o la acidificación de los océanos”, explicó.
“¿Tenemos la suficiente energía para sostener una sociedad industrializada?” se preguntaba Gardner, quien añadió que “la agricultura regenerativa es una doble victoria: para el clima y para la agricultura”, denunciando la deforestación y abogando por el cultivo económico, que aumenta el contenido de carbón en los suelos. Otras de sus preocupaciones trataron sobre el crecimiento de la población en los próximos años, el sobreuso de los recursos o la capacidad de las democracias para manejar la transición a una sociedad de sostenibilidad.
Sociedad, biodiversidad y agua
ras la contextualización inicial del investigador, el Congreso se centró en poner el punto de mira en la información medioambiental y en la visión que los agentes sociales tienen sobre cómo se está tratando el cambio climático. En ese sentido, el periodista freelance Javier Rico esgrimió que “el periodismo es una profesión inestable, condicionada por muchos aspectos externos, y si se trata del ambiental, todavía más”. También expresaron su opinión desde el lado de la prensa Eva González (Europapress), Francisco Aguilar (EFE) y Antonio Cerrillo (la Vanguardia).
En el otro lado de la lona, representantes de la sociedad en general. Entre ellos estaban Juan Carlos del Olmo (WWF España), José Miguel Viñas (Meteorólogo), Andreu Escrivà (científico y divulgador), Maute Mercado (profesora de periodismo ambiental) y Santiago Álvarez (FUHEM Ecosocial).
En esta primera jornada también hubo tiempo para la biodiversidad. Porque cuando se habla de cambio climático, también se está hablando de cambio global. A eso se refirió David Vieites (CSIC), quien explicó que el cambio climático impacta sobre organismos, poblaciones, especies y comunidades. Un término del que se empezó a hablar hace un siglo pero que ahora empieza a mostrar sus consecuencias. “Si le das una patada a la biodiversidad, ésta te devuelve el problema amplificado”, comentó. Otro de los temas tratados, con un magnífico acuario como telón de fondo, fue el del agua. “El medio marino se contamina cada vez más, y los animales están más sometidos a estrés”, advirtió Daniel García, director técnico y coordinador del Comité Científico de la Fundación Oceanogràfic. García añadió que “el grado de peligro de extinción no viene dado por el número que queda, sino por la velocidad de desaparición de la especie”.
En una posterior mesa redonda también se retrató que los glaciares están retrocediendo en todo el mundo “y ya no solo en el Ártico. En los Pirineos ha dejado de haber nieve donde antes la encontrábamos de forma permanente”.
Las ciudades coparon el final de la primera jornada. En esta mesa redonda se debatió si las políticas de cambio climático se deben ligar con las políticas municipales. “Es más difícil que los Estados se pongan de acuerdo, a que lo hagan las ciudades”, comentó Alicia Torrego, de la Fundación CONAMA. Sergi Campillo, concejal de València, hizo por su parte una premonición: “la batalla de la sostenibilidad se ganará o se perderá en las ciudades”. Campillo ve fundamental, además, el cambio de las políticas de movilidad pese a que reconoció que “tenemos una ciudadanía muy acostumbrada a los usos del coche, y cualquier restricción siempre se ve como una merma de libertad”.
Las migraciones
a segunda de las jornadas también dio mucho de sí. Sobre la mesa se puso de manifiesto la problemática de las migraciones climáticas, que ya afectan a países como Siria o Marruecos. “Marruecos se encuentra en una encrucijada sobre migrantes subsaharianos. Es altamente vulnerable en temas de cambio climático por el desierto del Sáhara y el acceso al agua. El primer paso de la migración es dentro del país, aunque más adelante se da paso a otro territorio. Nadie emigra solo por una única razón, pero entre las más frecuentes se encuentran los conflictos y los desastres naturales, fruto del cambio climático”, manifestó Mª Luisa Sierra, del proyecto Mediterranean Changing relationship.
El ingeniero Enric Navarro puso en valor l’Horta valenciana: “Cuando adquirimos el alimento a un productor local, se invierte en la propia economía local”.
En cuanto a la temática de las políticas sobre cambio climático, el jefe del Área de Estrategias de Adaptación de la Oficina Española de Cambio Climático, Francisco Heras, fue claro: “las políticas públicas que se están tomando en materia ambiental son contradictorias, sectoriales y secundarias”. También intervinieron distintos periodistas que analizaron las políticas climáticas que se están llevando a cabo en Estados Unidos, China, Gran Bretaña y Dinamarca.
Pero si de algo se debatió de valiente en esa segunda mañana, fue de alimentación. Richard Borreani (director de Relaciones Institucionales de Bayer Crops Science Iberia), lanzó una contundente afirmación: “De aquí al 2050, la agricultura ecológica tiene un gran desafío debido al crecimiento de la población”. Para ello, según sus propias palabras, tan solo hay una vía: “innovación”. Borreani dejó caer que en 1960 un agricultor alemán alimentaba a 17 personas, pero que hoy, debe alimentar a 150.
Otros datos alarmantes proporcionados son que un 40% de la población mundial sufrirá falta de agua en 2050 y que un tercio del suelo fértil mundial está en riesgo. “La agricultura tiene que cambiar de paradigma. Ayudarnos de las nuevas tecnologías, porque un uso excesivo de los recursos naturales llevan a su agotamiento”, auguró Borreani.
Como preocupaciones en este aspecto la pérdida de suelo agrario en detrimento del crecimiento urbanístico y la pérdida de valor humano en forma de menos agricultores. No obstante, hay espacio para el optimismo: “el futuro debemos ganarlo todos. Hay potencial humano y tecnológico suficiente para resolver este problema. La historia ya nos lo ha demostrado”, tranquilizaba Alberto San Bautista, director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la UPV.
Economía circular
na de las temáticas estrella del Congreso sobre Cambio Climático fue el de la economía circular. Ya en la conferencia inaugural, Gary T. Gardner dejó patente su importancia en este ámbito. “Debemos utilizar la materia de manera que se pueda reciclar o reutilizar. Hoy en día no recibe la atención necesaria y es lo contrario al sistema actual de tomar, usar y desechar. Más del 50% de las emisiones de gases invernadero están relacionadas al manejo de materia, y los compromisos nacionales actuales llegan tan solo a la mitad de los cortes necesario. La economía circular puede alcanzar el resto”.
En ese sentido, Gardner dio una serie de pasos a seguir como el aumento de la eficiencia energética, el aumento del porcentaje de energía renovable utilizable, la minimización de desechos y la maximización del reúso y el reciclaje, el reemplazo del 50% de materia virgen por materia secundaria o la extensión de la vida útil de productos como neveras o lavadoras.
Ecoembes ha sido capaz de reducir en 20 años la friolera de 17,7 millones de toneladas de residuos (que equivaldrían a las emisiones que se producen en Sevilla durante 8 años).
“Se pretende evitar el malgasto de los productos. Cerrar el ciclo. Antes teníamos una filosofía de economía lineal: producir, consumir, y tirar. Ahora se busca producir, consumir y volver a producir”, explica la responsable Sara Güemes. Una de las últimas aventuras en la que se han embarcado es en Proyecto Libera, que ha conseguido en 5 meses que más de 5.000 personas a salieran del confort de su sofá para limpiar playas, campos y montañas.
Otro elemento que se puede reutilizar es el del aceite industrial. Sobre ello expuso Fermín Martínez (SIGAUS). “El aceite usado al final de su tratamiento se puede utilizar como combustible sustitutivo del fueloil o como lubricante, además de que la regeneración de aceite usado reduce emisiones de CO2”, explicaba. De hecho, en 2016 se evitó la utilización de más de 26 millones de barriles de petróleo, que se hubieran necesitado para realizar lubricantes y que equivalen al petróleo que se importa en España durante 3 semanas. Martínez recordó que 1 litro de aceite usado puede contaminar 1 millón de litros de agua, de ahí la peligrosidad del elemento para el medio ambiente, y que el 100% de los aceites usados se puede volver a utilizar.
“A veces no nos damos cuenta de que la basura en sí a veces tiene un valor que no podemos desestimar”, decía Isabel López-Rivadulla (SIGNUS). Ellos trabajan en la reutilización de otra materia: los neumáticos. “Convertimos algo que antes se desechaba en materias primas secundarias para evitar que se usen recursos naturales que contribuyen al cambio climático”.
Es importante resaltar a la basura como un problema del medio ambiente. ¿Cómo vamos a recoger basura del suelo si nunca nos han enseñado a hacerlo?”, se preguntaba Sara Güemes, de Ecoembes, quien recordaba que “no hay un Plan B porque no hay un Planeta B..
Al fin y al cabo, de eso se trata, de reutilizar y darle una segunda oportunidad a las materias primas. Porque como dijo la Consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, Elena Cebrián, “los pequeños gestos, multiplicados, pueden imprimir un giro y cambiar las tendencias. Hay que aprender, no a producir más, sino a producir mejor”.
El impacto del COR
a actual situación del Consorcio de Residuos V5 contribuye, de forma directa, a la aparición del cambio climático. El motivo es bien sencillo. Al carecer de plantas de tratamiento propias, los residuos de nuestras cinco comarcas deben repartirse por diferentes instalaciones que se encuentran fuera de nuestro ámbito de actuación, lo que implica un incesante movimiento diario de vehículos que se desplazan hasta ellas, y en consecuencia, más emisiones de CO2, uno de los gases responsables del llamado efecto invernadero.
Según un estudio realizado por el COR, cuyos datos estimados de emisiones han sido extraídos de la Guía práctica para el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero realizada por la Generalitat de Catalunya, el Consorcio emite una cantidad de 888 toneladas al año de CO2, que corresponden a unos 6.472 viajes realizados hasta las Plantas que reciben nuestros residuos.
Si tenemos en cuenta que se estima que una vivienda emite anualmente 1,54 toneladas de CO2 debido a su consumo eléctrico, las emisiones de transporte de nuestros residuos equivaldrían al consumo de 577 viviendas.
No obstante, los escenarios futuros van a plantear una o varias plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos dentro del ámbito zonal, con lo que las distancias recorridas para la transferencia se reducirán considerablemente, y con ello, las emisiones de CO2. De la equivalencia anterior, pasaríamos –estimadamente- a emitir lo mismo que 132 viviendas.
Las nuevas infraestructuras de las que dispondrá el Consorcio de Residuos próximamente no solo reducirán notablemente el gasto, sino que amortiguarán las emisiones de dióxido de carbono que contribuimos a verter a la atmósfera. Es por ello que es de vital importancia trabajar para que se puedan llevar a cabo lo más inminentemente posible, dando con ello un respiro a nuestro planeta.